Swift

Nuevas rutinas

En las dos semanas que Sergio ha estado aquí ya hemos hecho más cosas que yo en dos meses de soledad, así que vengo a contároslo antes de que se me olvide. En mi defensa diré que el clima no había sido tan agradable hasta ahora, aquí he pasado mucho frío y mucha lluvia. Y además hacer turismo sin tener a nadie que me haga fotos no es mi estilo.

Lo primero es lo primero: la adaptación de los perros a la nueva situación. Perfecta. Siguiente punto.

Sergio y Chunky, love at first sight

No, en serio, es que no hay nada que destacar. Desde el minuto uno los perros estuvieron encantados con Sergio; le aplastan en el sofá, se van de paseo con él, le ladran para que les tire piñas... lo normal por estos lares, vamos.

Mi adaptación también fue mejor de la que esperaba. Después de haber creado mi rutina de tranquilidad me preocupaba un poco que viniesen a romperla pero lo cierto es que ha sido genial volver a estar juntos otra vez. Además Sergio trabaja entre semana, por lo que la mayor parte de mis días no ha cambiado y puedo seguir haciendo todas mis cosas a mi bola (todas mis cosas equivale a no hacer absolutamente nada durante horas sin ser juzgada).

El primer sábado que Sergio estaba aquí no dudamos mucho con el plan: PLAYA. Fuimos a Cambrils, yo tomé el sol y Sergio se bañó. Rematamos con una paellita frente al mar. Fue un día de guiris total pero hacía tantísimo tiempo que no tenía uno así que lo disfruté infinito.

Felicidad en Cambrils

Para este segundo finde decidimos planear un poco de turismo local por nuestro propio pueblo y el estanque, pero Griselda y Al nos avisaron de que se celebraba el festival Trapezi en Reus y cambiamos los planes. Cogimos entradas para una función de malabares el viernes y aprovechamos para cenar los cuatro allí. Nos lo pasamos realmente bien y socializar con seres vivos que no son perros me vino genial.

Días de playa y helado

El sábado lo dedicamos a limpiar y descansar. Luego el domingo por la tarde íbamos a ir al estanque pero empezó a nublarse así que acabamos yendo a comer helado por el paseo marítimo de Salou. Imposible quejarse de nada como podéis ver. Y de hecho, las cosas se ponen mejor porque este finde tenemos una visita muy especial... Os lo cuento pronto. Hasta entonces, ¡gracias por venir!

Estela.

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