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Lavapiés

Hace unas semanas dudaba de si escribiría una entrada en este blog dedicada a mi mes de junio. Al fin y al cabo, iba a estar viviendo en mi propia ciudad y no me parecía un contenido relacionado con el resto del blog. Luego me di cuenta de dos cosas: primera, que aquí publico lo que a mí me apetece y segunda, que estos días han sido una verdadera aventura.


Para explicar bien esta historia debo comenzar por contextualizarme a mí misma. Yo nací en Madrid, ciudad y capital del reino, y la adoro. Pero cuando cumplí 10 años cayó la desgracia sobre mi familia (nació mi hermano pequeño Alberto, a quien no cambio por nada del mundo pero tengo que meterle drama a la historia por algún lado) y nos mudamos a un bello municipio llamado Rivas Vaciamadrid.


La cosa fue bien durante la adolescencia porque Rivas es tranquilo, tiene muchos parques y la mayoría vivíamos en chalets con piscina así que los veranos siempre molaban un montón. Además, nos construyeron un centro comercial que fue la bomba en su día y la verdad es que yo no necesitaba salir de Rivas para nada.


¡Ay, amigas! Cómo cambió eso cuando pasé a la universidad. Entonces amplié círculos de amistades y empecé a salir por Madrid. Aprendí a usar el metro y hacíamos planes a todas horas en cualquier parte; íbamos a las fiestas de casi todos los barrios, discotecas, Retiro, me quedaba a dormir en casa de amigos para poder estar todo el finde... Y esa dinámica se quedó así para siempre: yo, la de fuera, yendo en coche o bus a donde estaba la verdadera acción. Rivas se convirtió en un sitio aburridísimo para mí y quería salir de allí todo lo posible.


Y así fue como me di cuenta de que yo quería vivir en Madrid. Pero MUY en Madrid; en el centro, en el meollo, donde mis amigos estuviesen cerca y pudiese acudir a planes improvisados cuando me apeteciese. Vivir en el centro se convirtió en una especie de sueño.


La realidad golpea duro: independizarse es caro, pero hacerlo en el centro de la ciudad… JJAJAJAJAJAJAJAJA. Posibilidades próximas a ninguna.


Todo sea dicho, tampoco he plantado yo el culo mucho tiempo seguido en España últimamente. Pero eso no quita que yo siguiese con mi idea de, al menos una temporada, poder experimentar THE DREAM.


Y esa oportunidad me la ha dado la vida ahora. Bueno, más que la vida, han sido mi amiga Patricia y su hermano Pablo. Durante el mes de junio he estado disfrutando de su pisito en el barrio de Lavapiés ¿Hubiese podido yo elegir mejor? No ¿Y tener mejor compañía? Tampoco.


De Madrid al cielo


¿Qué ha pasado en estas semanas? Pues así resumiendo: he sido tan feliz como esperaba. Puede que incluso un poco más, porque he sido capaz de ser consciente de lo que estaba viviendo y disfrutar cada segundo.


He salido, he visto a mis amigos, he conocido gente, he comido en sitios geniales, he vuelto a mi casa andando desde Sol, he visto Frozen con Patri, he sido tía de una gata, me he comprado una blusa de loros y un espejo que me subió a casa un bombero, he comido varios días de los tuppers de Katia Brasileña… y mucho más. Creedme, vivir estas semanas en mi propia ciudad rodeada de los míos me ha enseñado tantas cosas o incluso más que algunas aventuras en solitario por lugares lejanos.


Ahora vuelvo a Rivas unos días. A ver a mi familia y bañarme en la piscina, a disfrutar del contraste de mis dos vidas. Y a prepararme para lo que viene en julio porque ¿adivináis? Lavapiés no se ha acabado. 


Gracias por leerme,


Estela.


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1 Comments

  1. El mejor barrio en el que viví, coincido contigo.
    PD: Me ha encantado lo de "capital del reino", de algún modo suena surrealista y a partir de ahora me referiré a España como "el reino" cada vez que pueda.

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