Swift

La última granja

La última semana fue muy diferente a todo lo que habíamos vivido hasta entonces. Para empezar, no fuimos a una granja sino a una casa enorme a medio reformar y cuyos únicos animales eran dos gatos que apenas aparecían durante el día. En ella vivía Cathy, una señora sudafricana que estaba deseando terminar los últimos retoques para poder poner la casa a la venta.

Nuestra humilde casita

Nuestro trabajo consistió justo en ayudar a reconstruir y pintar las paredes de un pasillo. Como os digo, nada que ver con lo que habíamos hecho hasta entonces. A mí me gustó el cambio porque todo era mucho más relajado, limpio y olía bien en todas partes pero en el fondo me alegré de no estar allí demasiado tiempo porque lo mío son los animales y los hubiese echado en falta seguro. 

La casa era preciosa, decorada con un gusto exquisito y hasta fantaseé con ser yo quien la comprase. Sin embargo estaba situada bastante lejos de todo, los pueblos más cercanos con supermercado estaban a una media hora en coche, y los paisajes tampoco eran de lo más bonitos que habíamos visto. Supongo que también teníamos ya la mente demasiado en volver a casa, además de que con el confinamiento no podíamos ir a ninguna parte y los últimos días se hicieron bastante pesados.

Estela chapuzas

Cathy era bastante habladora, se notaba que llevaba mucho tiempo sola, y le gustaba pasar las tardes bebiendo vino y viendo películas con nosotros. Lo que no le gustaba nada era cocinar, así que de eso nos encargamos casi todos los días Sergio y yo. Bueno, sobre todo Sergio.

Me costaba un poco hacerme a la idea de dejar Francia después de un año y medio viviendo allí, especialmente con un futuro tan incierto por delante. Pero la perspectiva de una Navidad en casa con mi familia después de tantos años también era muy jugosa, así que me aferré a eso y volví con la alegría de haber aprovechado esos últimos meses de 2020 a mi manera. Viajar haciendo WorkAways había estado en mi mente desde hacía años y por fin había tenido la oportunidad de hacerlo. Y lo mejor es que me gustó, me gusto mucho y por ello es una puerta que dejo abierta para poder repetir en el futuro. De momento tocaba volver al hogar, disfrutar de mi gente y dormir en mi cama, que eso viene bien a cualquiera de vez en cuando. Y eso hice, pero no por mucho tiempo.

Au revoir

Estela.

MÁS POR AQUÍ

0 Comments

Flickr Images