Toulouse, confinamiento y cambios

Seguimos sin trabajar demasiado duro por aquí y pasando frío por las noches; aunque Sergio empieza a subir niveles de experiencia en chimeneas. Además Suzanne nos ha dejado ayudarla en su taller de alfarería así que hemos estado ayudando a impermeabilizar unos cuantos centenares de vasitos de arcilla.

Arte en las calles de Toulouse

El confinamiento en Francia estaba cada vez más claro así que decidimos aprovechar el último día de libertad para visitar Toulouse. La ciudad es adorable y nos acompañó el buen tiempo así que fue un gusto tremendo pasear por ella. Había muchísima gente para ser un jueves; desde luego no éramos los únicos con ganas de salir antes del encierro.

Sacando partido de la situación, pagamos 50€ por pasar la noche en una de las mejores habitaciones de hotel en las que he estado, con un baño del que nadie querría salir nunca y desayuno incluido. Eso sí, al día siguiente tuvimos que volver directos a casa porque ya no estaba permitido andar por la calle.

Lo bueno de estar en granjas en medio de las montañas es que no notamos el cambio de situación en nuestro día a día. Seguimos pudiendo pasear por el campo tranquilamente, no necesitamos usar mascarillas porque no hay nadie en kilómetros a la redonda y además nos hacen la compra. Somos demasiado afortunados.

Aun así, una vez declarado el encierro en Francia, Sergio y yo hemos decidido que lo mejor será poner fin a nuestra aventura en WorkAway por el momento. Quedarnos en casa de gente desconocida es una experiencia muy interesante en sí misma, pero la gracia está en hacerlo mientras viajamos y conocemos los alrededores. Ahora esto ya no será posible en Francia por el momento y además tenemos ganas de volver a casa, son tiempos raros. Es por ello que hemos elegido una nueva granja en la que pasar la última semana antes de volver a Madrid.

Estela.