Swift

Mucha casa y poco trabajo


Ya llevamos dos semanas en la granja Le Bayle o, lo que es lo mismo, la casa de Suzanne y Didier. Aunque si quiero ser más exacta debo decir que estamos en la casa de al lado (Fran Perea, estoy esperando tu canción). 


Os resumo: éranse dos casas pegadas con dos familias diferentes pero compartiendo terreno cuando una de las familias decidió vender su morada. Ante la incertidumbre de quién vendría a compartir jardín con ellos, Suzanne y Didier decidieron comprarla ellos y ponerla en alquiler vacacional. Así se sacarían un dinero a la vez que se quedaban con todo el terreno y su tranquilidad. Como tenían algunos proyectos pendientes, decidieron dejar la casa sin alquilar y cedérsela temporalmente al caballero Sergio y la princesa Estela a cambio de su ayuda. 


Conclusión: tenemos una casa entera para nosotros solos. Con su baño, cocina, salón con tele, wifi, seis camas… ¿Os acordáis cuando empezamos en WorkAway y dormíamos en la caravana en el jardín de Christophe? Yo diría que hemos evolucionado bastante.


Ahora ¿es todo tan bonito como lo pinto? Es obvio que NO. Mi mayor problema es el frío, porque no hay calefacción. Encendemos la chimenea casi todas las noches pero está en el salón así que la habitación se queda helada. Estamos tirando de calefactores eléctricos antes de dormir y cuando nos duchamos porque da igual el sol que haga fuera, la casa está helada siempre.


Otro punto a destacar es que esta gente no cena, así que cocinamos nosotros pagando de nuestro bolsillo. Debo reconocer que este punto no me parece demasiado mal contando que nos dejan una casa entera por la cara a cambio de muy poco trabajo (ahora os cuento esto) y además nos da mucha más libertad para cenar viendo una peli o jugando a algo tranquilamente. Además cocinan mucho y bien a mediodía y si sobra, nos lo dan para que lo cenemos.


Pasear perros es lo nuestro

Si ya de por sí la situación es bastante favorable para nosotros, encima se suma que a veces parece que no quieren que trabajemos casi nada. Sobre todo Didier, que si nos ve hacer algo más de dos horas nos dice que vayamos a descansar que ya hemos hecho suficiente. Durante dos semanas hemos quitado malas hierbas de la entrada, arreglado una valla y echado una mano limpiando los bebederos de los patos. Así, tal cual, nada más.


No sé si es que yo soy rara, pero me siento fatal y voy pidiendo continuamente algo que hacer porque siento que estoy casi de vacaciones. Ya os contaré si lo consigo o no. Cuidaros mucho y gracias por leerme, 


Estela.

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