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Mini roadtrip: Montpellier y Carcassonne

El lunes dejamos mi pequeño paraíso en la Provenza y pusimos rumbo a la costa para conocer Montpellier. Llegamos sobre mediodía, aparcamos al lado del acueducto (7€ por 4 horas de Parking, ni bien ni mal) y nos fuimos a comer Noodles porque yo tenía antojo. 


La ciudad empezó pareciéndome la leche de fea pero según caminamos fue ganándome poco a poco. La plaza de la Comedia, con la Ópera, me pareció muy bonita y tenía edificios bellos que me recordaban a París.  El barrio de Antigone, diseñado por Ricardo Bofill, me pareció preciosísimo y fue una gozada pasear por él. En el camino de vuelta al coche recorrimos callejuelas bastante normalitas y visitamos la catedral que creo que podría afirmarse como la más fea que he visto hasta ahora.


Para rematar, nuestra reserva de hotel fue cancelada a última hora y tuvimos que buscar otro deprisa y corriendo. El lado positivo es que se veía el mar desde la ventana, el lado negativo es todo lo demás porque era un sitio horrible, con cosas rotas, sin nada que comer cerca y encima nos salió más caro. Al menos pudimos pasear un poco al atardecer por la playa, que hacía siglos que no la pisaba y era la gran razón de bajar a Montpellier. Pero bueno, como os digo, tampoco la metería en ningún itinerario como visita imprescindible.


La palabra es MEDIEVAL.

Todo lo contrario que nuestra parada del día siguiente: Carcassonne. La ciudad como tal la pasamos de largo pero la ciudadela medieval, que es el point de ir hasta allí, es de lo mejor que he visitado en Francia. Está súper bien conservada, llena de tiendecitas adorables y si pagas para entrar al castillo puedes recorrer la muralla y las vistas molan un montón. Además de camino a la ciudadela encontramos un restaurante en un pueblo perdido de la mano de Dios con menús a 15€ (en el país galo esto es barato ¿vale?) y comimos como reyes así que el martes fue un día muy guay en general y llegamos muy contentos a nuestro nuevo hogar.


Nada más llegar nos recibieron tres perros - uno de ellos del tamaño de un león - y eso es siempre buena señal. Luego conocimos a los dueños Suzanne y Didier, que son nuestros Hosts durante estas semanas. Ella es una alemana muy graciosa pero con mucha mala leche también y él es un señor adorable que nos trata como sus invitados desde el primer minuto. Os contaré más sobre ellos y lo que tenemos que hacer en el siguiente post. Así os dejo con el misterio y tenéis que volver MUAJAJA.


Gracias por leerme. Volved, por favor…


Estela.

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