Swift

Primer día como WorkAwayers


Ayer llegamos a nuestra primera parada en este viaje. No me preguntéis dónde estamos porque ni siquiera yo lo tengo muy claro, buscábamos algo entre Lyon y París pero no sé cómo de mal miramos el mapa que estamos a dos horas de Ginebra (Suiza).

Fueron casi seis horas de viaje tranquilo, pasando por pueblitos franceses y llegamos a media tarde a casa de Christophe, quien será nuestro Host por las próximas semanas. Nada más llegar, nos comunicó que había tenido una emergencia y tendría que irse por la mañana temprano hasta el viernes así que necesitaba explicarnos todo lo básico que debemos hacer diariamente en la tarde de ayer. Mientras nos lo enseñaba todo se me mezclaba la información y el francés y estaba tan agotada que yo pensaba « madre mía, mañana no me voy a acordar de una mierda y todos los bichos van a morir». Pero lo cierto es que las tareas son super simples y lo único que necesitaba mi cerebro era dormir.

Y hablando de eso, nuestro dormitorio es una caravana en medio del jardín. Aún no he decidido si esto me gusta o no; por un lado tenemos más intimidad que estando dentro de la casa todo el tiempo pero a la vez hay que desplazarse para ir al baño, cargar con todas las cosas por el jardín cada vez que te vas a duchar… además por el día se acumula el calor ahí dentro que da gusto pero por la noche hace casi temperatura exterior y yo soy muy friolera. En fin, iremos viendo.

Ayer cenamos con Christophe y nos contó todas las cosas que hace y yo creo que en mi maldita vida he conocido a alguien tan versátil: la casa la construyó él mismo, toca el piano, dibuja, trabaja en marketing, habla cinco idiomas, se ha recorrido África él solo con un jeep, practica esgrima… bueno, todo lo que hay en el mundo pues él lo hace. Y algunas de esas cosas nos las enseñará porque nos ha pedido que recojamos moras para hacer mermelada el fin de semana.

Esta mañana hemos tenido que madrugar mucho para estar a las 7 desayunando con él antes de irse. Y luego ya nos hemos quedado solos encargándonos de alimentar a los animales. Hay conejos, codornices, pavos reales, patos, ocas, gallinas y gallos, cabras, ovejas, un pony y, lo más importante, 15 gatos de los cuales 6 son bebés. Como imaginareis, después de darles de comer, me he vuelto a dormir hasta lo que me ha parecido una hora más aceptable para mi cuerpo y he vuelto a desayunar fingiendo que mi día comenzaba de nuevo.

El resto del tiempo lo hemos pasado descansando y acariciando gatos, llevamos unas semanas de no parar así que me voy a tomar esto como un finde de relax en el campo y ya cuando vuelva el dueño de la casa pues nos convertiremos en granjeros de verdad. Aunque yo ayer vi a este señor comer moras recién arrancadas de un arbusto y arrancar judías verdes del huerto con la mano, y yo a esos niveles no creo que llegue porque soy chica de ciudad de toda la vida así que por favor que me de unos guantitos.

¿Servirán estas semanas para que deje de gritar y paralizarme cada vez que una araña se interpone entre yo y lo que sea que quiero coger? Pues lo descubriremos juntos en los próximos capítulos de mi vida en el campo. Gracias por leerla,

Estela.

MÁS POR AQUÍ

0 Comments

Flickr Images