Swift

Semana superada


Pues ya estaría nuestra primera semana como WorkAwayers completada. Han pasado muchas cosas, tengo la sensación de que cada día hay algo nuevo que no me espero. El fin de semana fue duro en cuanto a trabajo; nos tocó quitar malas hierbas. Que así dicho no suena a gran cosa pero en mi vida había yo hecho algo como eso y si vosotros tampoco, dejadme deciros que es duro. 

Nos levantamos pronto para ir al mercado y al volver pasamos horas rebuscando hierbajos entre las piedras del jardín y cuando nos agachábamos a arrancar una, nos dábamos cuenta que había muchas más alrededor. Terrible, no me gustó nada y de hecho aún tenemos una parte pendiente de terminar.

Lo bueno del domingo es que llegó un nuevo WorkAwayer y eso ha cambiado bastante las cosas. Es un chico francés majísimo que ha venido a quedarse un mes porque está buscando un terreno por la zona para construirse su propia casa (de paja, por cierto). No estoy segura de cómo se escribe su nombre así que lo dejaremos en Alo. De momento todo es positivo con él: tiene experiencia de sobra en el campo, ha traído juegos de exterior y nos está enseñando pero también se ha animado a jugar a los nuestros de mesa, tiene conversación más allá de que el mundo se va a acabar y, lo más importante, si no nos enteramos de las instrucciones que nos da Christophe, él nos lo explica luego tranquilamente.

Como véis, el ambiente desde que él ha llegado está mucho mejor ya que al anfitrión le gustan demasiado las conversaciones profundas a todas horas y nosotros no tenemos las ganas ni el vocabulario para seguirlas. Y ni falta hace decir que todas las tareas las hacemos más rápido ahora entre los tres.

El lado malo de la semana ha sido que uno de los gatos pequeñitos se intoxicó y ha muerto esta mañana a pesar de que he estado haciendo todo lo posible estos días para evitarlo. En la foto es el que sale más apartadito a la izquierda, Tigre bonito te echaré de menos estos días. Por otra parte, han nacido pollitos por sorpresa porque la gallina incubadora estaba escondida. Me ha hecho mucha ilusión verlos salir de sus huevos y son monísimos tan plumosos y amarillos. La vida y la muerte como siempre de la mano, c’est la vie!

Después de estos días ya me puedo hacer una idea de esta experiencia aunque aún nos quedan otras dos semanas por delante. Aunque todo va bastante bien y el trabajo no es duro, sí que la comida deja un poco que desear porque es muy repetitiva y basada casi todos los días en la misma pasta con una salsa diferente. Tampoco nos gusta mucho el hecho de que no hay un horario fijo, por ejemplo hoy; pensábamos haber terminado después de toda la mañana recogiendo peras, manzanas y limpiando caca pero de repente nos llama a media tarde para recoger un melocotonero y hacer mermelada, cuando ya estábamos duchados y jugando a nuestra bola.

Sigue siendo raro el vivir en una casa ajena aunque poco a poco nos vamos sintiendo más cómodos. Ayer Sergio hizo tortilla de patata para cenar porque venía una amiga de Christophe y la verdad es que lo pasamos genial y nos reímos un montón cenando todos juntos. Como curiosidad además, esta chica estuvo ocho años viajando por todo el mundo A PIE. Espero que venga más veces antes de que nos vayamos porque tengo un lista enorme de preguntas.


El consejo más importante que puedo compartir si os apetece hacer un voluntariado de este tipo alguna vez es venir con mente abierta y ropa vieja. Os lo dice alguien que esta mañana se ha peleado con un pony que se estaba comiendo su jersey mientras recogía la mierda de éste con un colador atado a un palo. De nada.

Estela.

MÁS POR AQUÍ

0 Comments

Flickr Images